
Lo primero que debemos saber es que los niños maltratados pueden atraer nuestra atención de diferentes formas;
1. Pueden contarlo directamente.
2. Pueden contarselo a otra persona (amigo/a)
3. A través de su comportamiento.
4. A través de la observación de lesiones frecuentes.
Ante cualquiera de estas circunstancias deberíamos tomar conciencia de como puede ser nuestra respuesta ante una situación de este tipo:

2. Hay que asumir la responsabilidad de atender de forma específica a todo niño/a del que se sospecha que pueda sufrir maltrato, ¿cómo?
- Escuchándole y tomando en serio sus palabras.
- Tranquilizando al niño/a, sobre todo diciéndole que no es culpable de lo que ha ocurrido y que es bueno para él o ella y para los demás que lo cuente.
- Recoger por escrito lo que ha dicho y recordar que esta información es confidencial.
- Debemos analizar los sentimientos que la situación nos ha provocado y buscar apoyo si vemos que la situación nos puede desbordar.
El niño no sabe defenderse ante las agresiones del adulto, no pide ayuda, los niños/as que sufren maltrato tienen grandes problemas en el desarrollo de su personalidad, de ahí la importancia de detectarlo lo antes posible y de buscar respuestas.
Las manifestaciones del niño maltratado pueden ser conductuales, físicas y emocionales. Un niño vago muy agresivo nos expresa que no todo en su vida va bien. A estas señales de alarma, las llamamos indicadores o pilotos de detección, ya que nos pueden indicar una situación de riesgo o maltrato. Si dudamos o sospechamos no debemos precipitarnos, pero sí persistir en la observación.
Sabemos que un niño maltratado ofrecerá una serie de indicadores que nos ayudarán en la observación, pero debemos tener presente que éstos por sí solos no son suficientes para demostrar la existencia del maltrato sino que se deben considerar la frecuencia de las manifestaciones, cómo, dónde y con quien se producen. Y que, la existencia de varios indicadores no tiene porqué significar la existencia de maltrato sino otro tipo de problemática.
Algunos indicadores pueden ser:

- Señales físicas repetidas.
- Niños que van sucios, malolientes, con ropa inadecuada, etc.
- Cansancio o apatía permanente.
- Cambio significativo en la conducta escolar sin motivo aparente.
- Conductas agresivas y/o rabietas severas y persistentes.
- Relaciones hostiles y distantes.
- Conducta sexual explícita, juego y conocimientos inapropiados para su edad.
- Conducta de masturbación en público.
- Niños que evitan ir a casa.
- Tienen pocos amigos en la escuela.
- Muestran poco interés y motivación por las tareas escolares.
- Presenta dolores frecuentes sin causa aparente.
- Problemas alimenticios.
- Falta a clase de forma reiterada sin justificarlo.
- Falta de cuidados médicos básicos.
Debemos reaccionar con tranquilidad y calma. Una reacción de asombro o susto puede hacer que el niño tenga sentimientos de culpa.
Es aconsejable, siempre y cuando sea posible, y tengamos confianza suficiente, hablar con el niño en privado, en un lugar libre de elementos de distracción, sentándonos cerca del niño y sin barreras. No expresando asombro ni recriminación hacia los padres.
En casos en los que los signos del maltrato sean claros, muy evidentes y alarmantes, debemos acudir a un profesional especializado. Ellos hablarán con el niño y tomarán las riendas del asunto.
En cuanto a los padres; parecen no preocuparse por el niño, no acuden nunca a las citas y reuniones, desprecian y desvaloran al niño en público e incluso lo tratan como una propiedad.
Los padres maltratadores no suelen reconocer el maltrato y rechazan cualquier tipo de ayuda, justificando con argumentos muy variados este tipo de acciones; en cambio los padres con dificultades suelenn reconocerlas y admiten cualquier tipo de ayuda que se les ofrezca.
Si nuestra sospecha se basa en los indicadores tanto del niño/a como de los padres, se podría mantener una pequeña conversación con el niño o con los padres.
Después tendríamos que analizar la gravedad del maltrato, adaptando la información que nos da a nuestro ámbito de intervención, tendríamos que distinguir:
* Si no es grave porque se ha producido de manera puntual y se puede solucionar con los recursos de la Local, deberíamos comunicarlo al equipo, al director y éste al presidente, con el objetivo de que se enteren de la situación.
* Si es grave y el maltrato se produce de manera cotidiana, habría que comunicarlo cuanto antes al director. Este en contacto con el presidente, moverá los recursos necesarios en los servicios especializados para que la situación se supere.

Cuando el personal sanitario tenga claras sospechas de que el niño ha sido víctima de golpes y que existe peligro para su integridad o desamparo familiar, el menor permanece ingresado en el centro hospitalario y se envía un parte judicial al juzgado. A partir de este momento, es la Fiscalía la que actúa.
Como futuros docentes debemos ser conscientes de la gravedad de estas situaciones y por supuesto poner todo lo que podamos de nuestra parte para prevenirlas, detectarlas y evitarlas.
Vídeo reflexivo maltrato infantil
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